Hay una herida que no sangra, pero duele. Una cicatriz que no aparece en los diagnósticos, pero nos atraviesa. La llevamos como un tatuaje secreto, como un legado impuesto, como un silencio heredado de nuestras madres, y de las madres de nuestras madres.
Nos enseñaron a sonreír con la boca apretada, a ser fuertes sin temblar, a cuidar sin pedir ayuda, a ceder, a callar, a volver con la mesa servida aunque el alma esté vacía.
Hay una herida que se esconde en las palabras que no dijimos, en los gritos ahogados en almohadas húmedas, en las decisiones que tomamos para no romper nada, ni la familia, ni el matrimonio, ni la tradición, aunque se rompiera por dentro el corazón.
¿Dónde va ese dolor que no encuentra nombre? ¿Dónde se guarda el miedo cuando nadie lo ve? Nos acostumbramos a habitar la angustia como si fuera una casa, a amar con hambre, a sobrevivir en el cuerpo que tantas veces nos negaron, nos violentaron, nos juzgaron.
Porque ser mujer es vivir con el peso del mundo sobre el pecho y aún así hacer espacio para los otros. Es sangrar y cocinar. Parir y perdonar. Perderse y seguir dando. Querer irse y quedarse.
Pero también —y sobre todo— ser mujer es saber reconstruirse sin testigos, hacer de los escombros un altar, de la rabia, un poema, de la soledad, una promesa de encuentro.
Hoy escribo por todas las veces que no pude decir “no”. Por las veces que dije “sí” para que no me dejaran. Por las veces que me alejé de mí para estar más cerca de alguien que no me veía. Por las veces que me dolió el alma y nadie me preguntó si estaba bien. Por las noches donde el miedo dormía en mi cama y yo le servía café para que no gritara.
Pero también escribo por la niña que fui y que aún canta bajito adentro mío. Por las mujeres que me leen con el pecho apretado y los ojos húmedos. Por las que se sintieron solas en un mundo que aplaude a las que no sienten, a las que no lloran, a las que no se rompen.
Escribo porque escribir es resistir sin armas. Es un acto de ternura feroz. Una manera de decir: “Estoy viva, y no estoy sola”.
La herida también escribe. Escribe en cada gesto de cuidado, en cada mirada que abraza, en cada poema que sangra verdad. Escribe en nuestras manos cuando acarician a pesar del cansancio. En nuestras voces cuando cuentan lo que nos dolió y lo que nos sostuvo.
Somos muchas. Y cada una lleva una historia que late bajito. Un dolor que no se muestra. Una fuerza que no pide permiso.
Nos hicimos fuertes con la herida abierta. No porque no doliera, sino porque aprendimos a mirarla de frente y seguir caminando. Porque juntas, el dolor se nombra. Y al nombrarlo, deja de ser prisión.
Si vos también llevás una cicatriz que nadie ve, quiero que sepas que yo la reconozco. Y que en este texto —que es mi forma de abrazar— hay un lugar para vos.
“Nos hicimos fuertes con la herida abierta… tocando el silencio como quien intenta calmar un agua antigua.” Texto libre de IA Autora: @florecemujer
Gracias por leer. Este texto forma parte de mi reto de escritura de 30 días. Hoy lo comparto con el corazón expuesto y la palabra despierta. Gracias a @ladiesofhive por sostener espacios de expresión femenina, a @gems por curar lo que nace con belleza honesta, y a @literatos por dar casa a las palabras que sangran verdad. Gracias por leerme , por sentir , por compartir... Con cariño 🌹🌹🌹🌷🌷🌷🌷 @florecemujer
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No me es concebible escribir son desnudar el alma, aunque quede expuesta y vulnerable. Y puedo reconocer la sinceridad y la desnudez de alma en las cosas que escribes.
Qué hermoso es encontrar otra alma que reconoce el temblor de la palabra cuando nace desde la herida. Gracias por tu lectura atenta, por mirar más allá de la forma y detenerte en el temblor. A veces creo que escribir así es como caminar descalza sobre cristales: duele, pero también revela. Me alegra profundamente saber que esa desnudez no fue en vano, que otra mujer la percibió y la honró. Gracias por resonar conmigo desde la verdad. Gracias @yuraimatc
Hermosos tus versos, se pueden ver tu alma y tu sensibilidad a través de ellos.😘🌹
Gracias de corazón por sentir mis versos desde ese lugar tan profundo. 🌹 Escribo desde lo que duele, pero también desde lo que sana… Que mis palabras logren tocarte el alma es el mejor regalo que puede recibir una escritora. Un abrazo inmenso, gracias por estar. 💫✨
😘🌹🙏🌷💐
Gracias por ese detalle . 🌷🌷🌷🌷 que tengas un bello día