Hola amigos de @Holos-Lotus, @damarysvibra nos habla de responsabilidad sobre nuestros actos. Y yo le comentaba en su post que ser responsable es un acto de madurez que nos da equilibrio, pero la responsabilidad personal es mucho más compleja.
Nacemos con la responsabilidad ante una misión: desde ya y antes que nuestro cuerpo pueda ocuparse, nuestro ser ya es maduro y sabe los vericuetos de la vida, de esta y de otras 500 que les toca vivir. Tenemos la responsabilidad de cumplir esa misión; de cuidar nuestro cuerpo y de cuidar a quienes nos acompañan. Pero a veces olvidamos casi todo y nos centramos solo en lo que vemos o en lo que otros nos imponen.
Desde niña fui muy responsable. A la edad de 11 años y hasta los 45 entendí como responsabilidad estar atenta a las necesidades de mis hermanos, amigos y luego de toda la inmensa familia que ha crecido a mi alrededor. Estaba cumpliendo la misión de mi madre, y aunque sea paradójico, también es la mía. Nací Géminis y no por gusto acepté ante mis ancestros venir a su vientre, ser un hombro en el que se apoye.
Todo tiene su medida, no se trata de sustituir porque ello conlleva a poner sobre mis hombros cargas que no puedo llevar. Revisito a mis ancestros y en uno de esos encuentros me mostraron mi verdadera misión: iluminar a los jóvenes de la familia a descubrir su verdadera misión. Y no solo es una misión familiar, sino extendida a quien necesite encontrar el camino.
No estamos solos en el desempeño de nuestras responsabilidades personales; de la misma manera que le exigimos a nuestros hijos que se encarguen del mercado, que ayuden en la limpieza y en la cocina, pues esta labor de educación está acompañada por seres ascendidos, maestros iluminados.
A temprana edad no tenía responsabilidad sobre mí. Mis cosas eran secundarias y no debió ser. Quizás debí dedicar más tiempo a viajar, pero disímiles condiciones lo impidieron; a disfrutar más la música, pero en mi hogar no se escuchaba música ni había buen gusto musical; quizás debí tener mis hijos, pero no quise contrariar a mi madre pues sería darle la responsabilidad material en plena pobreza. Como ven, nuestras responsabilidades las vamos supeditando a otros intereses, no al nuestro. Debemos hacernos preguntas y concientizar respuestas.
¿Qué deseamos ser?, ¿cómo podemos lograr lo que deseamos?, ¿cuál es el mejor camino para transitar hacia la luz?
Desde que tengo memoria, la palabra responsabilidad ha estado grabada en mi vida como una marca invisible pero indeleble. No la entendía como un acto de autocuidado o crecimiento, sino como una carga pesada y constante: la obligación de estar atenta a los demás, de anticiparme a sus necesidades, de ser el sostén emocional de quienes me rodeaban. @damarysvibra habla de la responsabilidad sobre nuestros actos como un acto de madurez, y yo añadiría que, durante años, confundí esa madurez con el sacrificio.
Los años pasaron, y aquella niña que cargaba con las mochilas ajenas se convirtió en una mujer que seguía repitiendo el mismo patrón. Amigos, parejas, familia extendida… Todos encontraban en mí un refugio, un oído dispuesto, una mano firme y la disponibilidad de mi tiempo, que es el bien más preciado. Pero ¿y yo? Yo era un instrumento, un espejo que solo reflejaba las expectativas de los demás y por ello no podía equivocarme.
Mis cosas, esas pequeñas urgencias del alma, seguían siendo secundarias, casi un lujo del que no me permitía disfrutar. La presión psicológica de esa responsabilidad mal entendida era agotadora. No se trataba solo del tiempo o la energía invertidos, sino de la culpa que aparecía cuando creía no haber hecho lo suficiente.
Tener la oportunidad de una vida con salud, creativa y sencilla fue como despertar de un sueño largo y confuso. Descubrí que ser responsable no significaba cargar con la vida de los otros, sino hacerme cargo de la mía. Que la verdadera madurez no estaba en negarme, sino en equilibrar la entrega con el autoreconocimiento.
Aceptar esto no fue fácil. Al principio, sentí egoísmo al poner límites, al decir no sin justificarme, al priorizar mi bienestar. Pero con el tiempo, entendí que solo desde mi propia fortaleza podría seguir siendo un apoyo genuino para los demás.
La responsabilidad, en su sentido más profundo, dejó de ser una losa para convertirse en un camino de crecimiento. Cada decisión, cada acto consciente, se transformó en un ladrillo para construir una versión más auténtica de mí misma.
Hoy miro atrás y veo a aquella niña que creyó que su valor dependía de cuánto daba. Le digo, con cariño, que estaba equivocada. La responsabilidad no es un sacrificio, sino un pacto con una misma: el compromiso de actuar con integridad, pero también con compasión hacia la persona que somos. Como escribí alguna vez, ser responsable es un acto de equilibrio. Y en ese equilibrio, por fin, me encuentro más plena y consciente.
Gracias por visitar mi blog. Soy crítica de arte, curadora, investigadora social y amante de la cocina. Te invito a conocer más de mí, de mi país y de mis letras. Texto e imágenes de mi propiedad.
***
***
***
The Journey Toward Personal Responsibility
Hello friends of @Holos-Lotus**,
@damarysvibra speaks to us about taking responsibility for our actions. In her post, I commented that being responsible is an act of maturity that brings balance, but personal responsibility is far more complex.
We are born with a responsibility toward a mission: even before our physical body can take charge, our being is already mature and knows the twists and turns of life—this one and the 500 others we are meant to experience. We have the responsibility to fulfill that mission: to care for our body and for those who accompany us. But sometimes, we forget almost everything and focus only on what we see or what others impose on us.
Since childhood, I was very responsible.
From the age of 11 until 45, I understood responsibility as being attentive to the needs of my siblings, friends, and later, the vast family that grew around me. I was fulfilling my mother’s mission, and though it may seem paradoxical, it is also mine. I was born a Gemini, and it was no accident that I chose to enter her womb before my ancestors—to be a shoulder for her to lean on.
Everything has its measure; it’s not about replacing others because that leads to carrying burdens I cannot bear. I revisited my ancestors, and in one of those encounters, they showed me my true mission: to guide the young people in my family in discovering their own true mission. And it’s not just a family mission—it extends to anyone who needs to find their path.
We are not alone in carrying out our personal responsibilities. Just as we ask our children to run errands, help with cleaning, or cook, this work of education is accompanied by ascended beings, enlightened teachers.
At an early age, I had no responsibility toward myself. My own needs were secondary, and that shouldn’t have been the case. Perhaps I should have traveled more, but different circumstances prevented it; maybe I should have enjoyed music more, but in my home, music wasn’t played, and there was no appreciation for it; perhaps I should have had children, but I didn’t want to oppose my mother, as it would have meant placing material responsibility on her in the midst of poverty. As you can see, we often subordinate our responsibilities to others’ interests, not our own. We must ask ourselves questions and become conscious of the answers.
What do we want to be? How can we achieve what we desire? What is the best path to walk toward the light?
For as long as I can remember, the word responsibility has been etched into my life like an invisible yet indelible mark. I didn’t understand it as an act of self-care or growth, but as a heavy, constant burden: the obligation to be attentive to others, to anticipate their needs, to be the emotional anchor for those around me. @damarysvibra speaks of responsibility for our actions as an act of maturity, and I would add that, for years, I confused that maturity with sacrifice.
The years passed, and that little girl who carried others’ burdens became a woman who kept repeating the same pattern. Friends, partners, extended family… They all found in me a refuge, a willing ear, a steady hand, and the gift of my time—the most precious thing we have. But what about me? I was an instrument, a mirror that only reflected others’ expectations, and because of that, I couldn’t afford to make mistakes.
My own needs, those small urgencies of the soul, remained secondary—almost a luxury I didn’t allow myself. The psychological pressure of this misunderstood responsibility was exhausting. It wasn’t just about the time or energy invested, but the guilt that surfaced when I felt I hadn’t done enough.
Having the opportunity for a healthy, creative, and simple life was like waking from a long, confusing dream. I discovered that being responsible didn’t mean carrying others’ lives but taking charge of my own. That true maturity wasn’t about self-denial but about balancing giving with self-awareness.
Accepting this wasn’t easy. At first, setting boundaries felt selfish—saying no without justification, prioritizing my well-being. But with time, I understood that only from my own strength could I genuinely support others.
Responsibility, in its deepest sense, stopped being a weight and became a path of growth. Every decision, every conscious act, became a brick in building a more authentic version of myself.
Today, I look back and see that girl who believed her worth depended on how much she gave. I tell her, with love, that she was wrong. Responsibility isn’t sacrifice—it’s a pact with oneself: the commitment to act with integrity but also with compassion toward the person we are. As I once wrote, being responsible is an act of balance. And in that balance, I finally find myself more whole and aware.
Thank you for visiting my blog. I’m an art critic, curator, social researcher, and lover of cooking. I invite you to learn more about me, my country, and my words. Text and images are my own.
Comments (10)
La responsabilidad con nuestro ser comienza por cuidarnos a nosotros mismos, es saber como avanzar en el camino de la luz y la perfección acompañando y acompañados de muchos otros con quienes nos reencontramos para juntos transitar el camino del bien y la misericordia. Que será fácil? Pues no, sin embargo es una aventura que vale la pena.
Si que vale la pena. Un abrazo querida amiga
Quisiera delegar y decir no, pero a veces no está en nuestras manos, más cuando la familia es bien pequeña y la carga es sobre uno solo. Tengo bajo mi amparo a mi suegra de 90 años con demencia senil, a mi madre con esquizofrenia y a mi hermano con Parkinson. Es una situación difícil a la que no puedo dar la espalda. Ellos necesitan mi total apoyo, y no cuentan con más nadie. Cosas del destino, que te pone duras pruebas.
Y ahí es cuando te dan la fuerza porque eres necesaria. Esa también es parte de nuestra misión, pero en medio de ese panorama haz de defender tu espacio y tu sonrisa. Un abrazo
La responsabilidad tiene tantas caras como letras, se puede ver de muchas formas. La que has elegido es sabía, requiere mucha inteligencia emocional. Me encantado tu post.
Gracias querida. Un abrazo
I agree with you 💯. Accepting responsibility takes both maturity and commitment. Not everyone is capable of it, I’ve seen people walk away from their loved ones when things got too demanding. I truly admire the strength you show in supporting the people you love.
Gracias por tu apoyo. Un saludo para ti
Iris, llevas en tus manos mis flores favoritas de la vida 🥰🥰🥰
Las cuidaré por ti 💜🤍💚
✨ Qué conmovedor viaje el que compartes. Me toca profundamente la forma en que transformaste la responsabilidad de un peso heredado en un acto de autoconciencia y equilibrio. Cuánta sabiduría hay en reconocer que madurar no es sacrificarse sin medida, sino aprender a cuidar de uno mismo para así poder cuidar de otros desde la fortaleza genuina.
Gracias por recordarnos que la verdadera responsabilidad comienza con el amor propio, con escucharnos y priorizar también nuestras pequeñas urgencias del alma, como tan bellamente las nombras. Tu testimonio es un faro para quienes aún confunden entrega con renuncia, y madurez con sacrificio.
Me quedo con la idea de que ser responsable es un pacto con nosotras mismas, hecho de integridad y compasión, y me inspira a seguir caminando hacia ese equilibrio luminoso. 🌿
Gracias por tu voz, por tu coraje y por esta mirada tan honesta y humana. 🌟con cariño @florecemujer
Estoy en completo acuerdo con tus reflexiones y puntos de vista. Hay muchas cosas se se aprenden con la madurez, el carácter es algo que se va moldeando con el tiempo y las experiencias.
Así es asumir y basta
Así es, amiga. La responsabilidad no es sacrificio, sino un compromiso personal más orientado al crecimiento y desarrollo individual, con un componente importante: la compasión por los demás. La responsabilidad nos lleva a buscar el bienestar personal y colectivo.
Feliz y bendecida tarde.
Gracias por tu apoyo. Así es el tránsito
Adelante amiga y éxito.
Hermosas palabras: Responsabilidad y aceptación. Me encantaron las fotos. Muchas gracias, @iriswrite por ser parte de @holos-lotus
Gracias por tu aceptación y cariño. Un abrazo